Internet se ha convertido en una sarta de comunicados. O mejor dicho: en una batidora donde es de obligado cumplimiento dar tu opinión sobre la sarta de comunicados. La polémica funciona muy bien en el medio, y el comunicado también. Hay comunicados para todo: desde la persona anónima que comunica que es el cumpleaños de una persona muy especial, al comparsista que comunica el alta y la baja de algún componente, como si de un football manager se tratase. En otra liga, juegan los renombres, es decir, el personaje de relumbrón que precisa del comunicado para darnos ésta u otra noticia. En la última semana, ha destacado mucho un comunicado que ha abierto a golpe de azada un sendero lleno de espinas y rencores que ha tenido en vilo a los usuarios y ha descorchado la botella de las opiniones en internet. Y no hablo de las polémicas declaraciones del “Pichu” Cuéllar. Me refiero a la ingente disputa entre dos de los raperos más reconocidos de esta nuestra querida España: Rafael Lechowsky y Kase.O.
Han leído bien, el rap ha sido noticia en España. Este hecho hubiera sido difícil de imaginar por aquellos chavales que, como yo, al inicio del año 2.000 debatían en los parques sobre qué estilo dominaba España, si el estilo de Zaragoza o el de Sevilla. Curiosamente, los dos implicados en la disputa resultan ser de la escuela de Zaragoza, y ambos han formado parte en mi imaginario del MC perfecto. Mi admiración hacia ambos ha sido suma. Kase.O me ha parecido siempre el mejor letrista español (ya cumplidos unos años, me cuestiono esta sentencia, pero la duda sigue ahí), y Lechowsky me ha aportado en alguno de sus discos la lírica y la templanza que requería en mis escuchas. Incluso quizás haya grabado uno de los discos que yo siempre he querido grabar. Pues bien, la situación es la siguiente: Rafael Lechowsky acusa de plagio a Kase.O por su tema Basureta, incluido en su último disco titulado El círculo. Pero no reclama versos, sino el concepto de la canción. Al parecer, Kase.O habría copiado al otro rapero zaragozano el rapeo llorado con que se exhibe en el mencionado tema. Y, cómo no, Lechowsky lo denunció a través de un comunicado.
El rap con el que mi generación y la anterior ha crecido está en sus horas más bajas. Se trata de un rap inmaduro, que no ha sabido sufrir la evolución lógica de un movimiento, ni musical ni en cuanto a letras se refiere. Muchas veces me culpo como público por no ser flexible, y me castigo recordándome mi edad. Pero esta flagelación debe valer también para los artistas que hacen rap, y que siguen grabando los mismos discos que hace veinte años. Si un servidor tiene 29 años, y ha terminado hastiado de un género musical que se ha quedado anclado en las métricas y ritmos que cualquier quinceañero de ahora puede ofrecernos, cómo no voy a exigir que los artistas que ocupan las ventas de discos no nos ofrezcan algo distinto.
De hecho, el público de rap está cambiando, así como la forma de hacerlo. Ha surgido un nuevo género, o una nueve vertiente, como prefieran llamarlo, denominada trap. Personalmente, no es de mi agrado, pero nadie puede negar que ha nacido como rebeldía a los ritmos vetustos que el panorama del hip-hop nos estaba ofreciendo. Y que haya estilos nuevos se agradece. Por eso, lo ocurrido entre Kase.O y Rafael Lechowsky me parece tan triste. Lo es porque dentro de esa música vieja, repetitiva y tediosa, eran los dos raperos que, por la calidad de su lírica, permitían, al menos a mí, que volviéramos a la inocencia de un género que era como un océano, de las múltiples combinaciones que ofrecía. Sin embargo, con esta polémica absurda, han empañado lo poquito bueno que nos quedaba de aquello: cuando amábamos un graffiti, cuando recitábamos sus frases y nos pasábamos la lengua por los labios para rebañar el calimocho.

Publicado en Arcos Información (7/10/2016)
Foto: Kase.O